1. ¿QUÉ ES EL EMPRENDIMIENTO SOCIAL?

En un reciente taller de emprendimiento en la Facultad de Educación de la USAL, uno de los participantes preguntó: "entonces, el emprendimiento social se diferencia sólo en cómo se venden las cosas, ¿no?" Bajo el actual fervor del emprendimiento, la creación de empresas, las start-up, ¿qué viene a aportar el emprendimiento social? ¿Es, como señalaba este compañero, "algo nuevo de marketing"?

Entre las dudas más frecuentes y preguntas abiertas en nuestra formación se repiten las siguientes:

• ¿Es algo nuevo?
  • Quizá la terminología "emprendimiento social" suene novedosa, pero el "contenido" de la misma cuenta con una larga tradición dentro de la economía social, bebiendo de la tradición cooperativista europea y siendo, quizá, su ejemplo más conocido la empresa de inserción social.
• ¿Existe una única definición?
  • Ni existe una única definición, ni existe una forma jurídica que integre a todos los emprendimientos sociales. Existen una serie de acuerdos de mínimos y una filosofía conjunta que las diferencia del emprendimiento "convencional".
• ¿Es una moda?
  • No, no es una moda, es una necesidad. La actual situación de crisis económica nos ha llevado a poner el acento sobre la necesaria sostenibilidad económica (¡y laboral, no lo olvidemos!) de los proyectos que trabajan tanto a favor de colectivos en riesgo de exclusión social como buscando respuestas creativas a necesidades sociales.
    
    La búsqueda de herramientas económicas y empresariales que puedan ser una alternativa eficaz a la dependencia de las subvenciones, así como la expansión internacional de las redes de emprendimiento social y la escalabilidad, cada vez mayor, de su impacto están provocando más presencia en los medios y mayor conciencia.
• ¿Se trata de desarrollar actividades de responsabilidad social corporativa desde las empresas?
  • No. El emprendimiento social no dedica una parte de su acción a proyectos con impacto social, dedica el 100% a SER un proyecto con impacto social. Todos los elementos del acto de emprender están enfocados a la resolución de un problema o necesidad social y nos exigen "otra forma de hacer negocios": la financiación, la estructura, la comunicación, la distribución, el producto...se ven implicados en este proceso. No es un barniz, es la columna vertebral.

• ¿Es un movimiento de privatización del Estado del Bienestar?
  • Nada más alejado de la noción de privatización que el emprendimiento social. Centrado en la toma de conciencia de que la resolución de los problemas sociales no corresponde en exclusiva al Estado, se asume que cada persona, cada trabajador, cada empresa puede convertirse en un agente de transformación social desde el lugar en el que está. Un sector a favor de la ampliación de la participación social y la toma de responsabilidad frente a los problemas sociales y políticos será contrario, por definición, al recorte de derechos.
• ¿Es una cuestión de marketing?
  • Aunque es cierto que la comunicación y la visibilidad del emprendimiento social han dado un salto de gigante en los últimos años y que, quizá, se haya pecado en exceso del "positive thinking", lo cierto es que el emprendimiento social es un modo concreto de hacer empresa y de crear economía.

Entonces, ¿qué es?

Entre las condiciones necesarias de todo emprendimiento social destacan:

• La sostenibilidad económica y el uso de herramientas empresariales.
• La respuesta a una necesidad social a través de los bienes y servicios que crea, el colectivo al que emplea o a quién pertenece.
• La reinversión de los beneficios.
• La renuncia a repartir dividendos.
• Talento e innovación puestos al servicio del cambio social.
• Búsqueda de soluciones sistémicas (encontrar el punto de palanca y no las respuestas a corto plazo)
• Gestión democrática y transparente.

En la realidad y puesta en práctica cotidiana no existe una definición única, sino un sistema o sector que se mueve entre dos polos, el ámbito del emprendimiento convencional y el ámbito de la intervención social, y que en función de su posicionamiento en dicha línea imaginaria hará mayor hincapié en aspectos tales como la escalabilidad del modelo empresarial (este polo, por ejemplo, es el que está alcanzando en España mayor apoyo de la actividad bancaria profesional, no tanto en la fase start-up como en el paso a escala) o la creación de alternativas al modelo socio-económico existente. Como sabemos, el blanco y negro en la realidad suelen abrazar una variada escala de gris.

Podemos simplificar diciendo que el emprendimiento social o la creación de empresas como medio para la transformación social nace de la SUMA de las inquietudes propias del Tercer Sector (el trabajo con colectivos en riesgo de exclusión social, el afán de transformación...) con las herramientas propias del sector empresarial (sostenibilidad, técnicas de mercado, estrategias de financiación, servicio al cliente...)

El emprendimiento social nos fuerza a redefinir el campo a través de dos preguntas básicas:

• ¿qué es el ánimo de lucro?
• ¿quiénes tienen capacidad de generar cambio social?

¿Qué es el ánimo de lucro?

Los cambios profundos necesitan abordar tanto la cultura alrededor de los conceptos, como las imágenes que descansan en el imaginario social. Sobre la imagen del empresario-emprendedor, descansa aún hoy, especialmente entre aquell@s estudiantes de las ramas formativas más cercanas al emprendimiento social, la imagen del gran magnate descansando sobre toneladas de plusvalía. Si bien los usos y abusos económicos son ampliamente conocidos, también es cierto que una de las cuestiones principales que llevan a alguien a emprender es generar su propio empleo.

Esta obviedad, la de que las empresas sociales generan un rol más que activo en la creación de empleo (en la Unión Europea se calcula que alrededor de 11 millones de personas están vinculadas a la empresa social) es uno de los elementos IMPORTANTES a la hora de hablar de emprendimiento social. La creación de empresas sociales (y culturales, como veremos más adelante) nos permite enfocar el talento y la formación de una parte de la población, tradicionalmente alejada del mundo empresarial a favor de la generación de empleo en estructuras destinadas al bien común. Frente a la oposición dicotómica ánimo de lucro vs. sin ánimo de lucro, es necesario repensar las empresas como aquellas herramientas que nos permiten dar un servicio a la sociedad.

¿Quiénes tienen capacidad de generar cambio social?

Entre la multitud de cosas por las que tendríamos que darle las gracias a Bill Drayton (fundador de Ashoka y Premio Príncipe de Asturias) se encuentra el hecho de haber acuñado la expresión "changemaker". El mantra repetido: "everyone can be a changemaker" no hace sino poner de relieve las siguientes cuestiones:

• ¿Quiénes tienen la LEGITIMIDAD para generar cambio social?
  • Ante las necesidades o los problemas sociales y culturales de nuestro entorno.
• ¿Quiénes pueden dar respuesta?
  • Desde este concepto se nos responde: TODOS, lo que abre un enorme abanico de posibilidades. No sólo son asuntos gubernamentales o del Tercer Sector, sino que implica y apela a la necesidad de acción y toma de compromiso desde toda acción laboral (el intraemprendimiento en Instituciones, por ejemplo), empresarial o ciudadana.

El mundo de la empresa aparece como una herramienta eficaz y eficiente para dar respuesta a necesidades no resueltas y no como un ámbito "causante de..." o "al margen de..." las problemáticas sociales.